La determinación y deseos de trascender y hacer historia, son virtudes muy marcadas en el Club Sport Cartaginés, desde su creación.
El dulce canto de pajarillos como el zetillero y el mozotillo, de característica presencia en la apacible Cartago de 1906 y el sonido arrullador de las aguas del río Reventado, fueron el marco bajo el cual un grupo de jóvenes inició conversaciones para crear un equipo de fútbol, dándoles la bienvenida a un deporte que llegó de Europa para quedarse.
Entre una espesa y baja niebla y con bastante frío, como de costumbre la noche del 1 de julio de 1906 se registró en actas el nacimiento del Club Sport Cartaginés.
La fundación del Club fue iniciativa del ciudadano canadiense Willie Pirie, un joven de entre 19 y 20 años que llegó a Cartago a principios de 1906 y pronto contrajo matrimonio con una distinguida cartaginesa.
Pirie fue fundador, jugador y primer presidente de la institución.
Y fue, según el ilustre ex directivo Don Rogelio Coto Monge «un elemento clave en la introducción del fútbol a Cartago, quizás el más importante».
El inicio
A tono con la realidad de 1906, el Club Sport Cartaginés nació en una población abrazada a la labranza, al surco a los sembradíos… Con amaneceres olorosos a trabajo y a tierra fresca.
Tras una dura jornada en el campo, fueron los 18 socios que acudieron a la sesión que concibió al Club Sport Cartaginés, la noche del 1 de julio.
Se realizó en la casa situada en la esquina sur-este de las Ruinas de la Parroquia, donde había una cantina y un billar, propiedad del señor padre del recordado y distinguido periodista Don Pío Luis Acuña.
Cabe citar que durante muchos años nada se supo del paradero de las Actas de Constitución del Club, extraviadas después del terremoto de 1910.
Gracias al empeño de Don Rogelio Coto se logró su rescate en 1986, cuando a sus manos llegaron varios documentos que le entregara la señora Teresa Peña, hija de Julio Peña, el primer tesorero que tuvo el Club a partir de su fundación.
Esto se explica en el hecho que Don Julio Peña, además de tesorero, fue el custodio de los trofeos y documentos del Cartaginés tras la confusión que originó el terremoto de 1910.
Al respecto, describe Don Rogelio en su libro «Cuando el Fútbol Llegó a Cartago»:
«Me facilitó un libro de recortes de prensa y me entregó dos cuadernos, pequeños de pasta dura, de aparente antigüedad, diciéndome: – Quiero que usted los conserve, porque me parece que son importantes y usted tiene criterio sobre el valor de las cosas antiguas».
«Con mucho agradecimiento, acepté la donación con gran respeto, como si intuyera que aquellos documentos tenían un valor trascendental los revisé rápidamente y descubrí, impresionado, que eran los libros de actas del CSC de los años de 1906 y 1907 y que el primero registraba la fundación del Club, ratificada por las firmas auténticas de los fundadores».
Los colores del Cartaginés
En la tercera sesión del 21 de julio de 1906 se aprobaron los Estatutos del Club Sport Cartaginés, que constan de 23 artículos.
Entre los más importantes destacamos:
Artículo Primero: El nombre de la institución será «Club Sport Cartaginés».
Artículo Tercero: Los colores del Club Sport Cartaginés serán rojo y azul.
Más adelante se hace una corrección en el artículo 15 que dice: «El uniforme oficial del Club será: a) gorra azul y roja; b) camisa azul y roja; c) pantalón azul d) medias negras con un vivo en la parte superior».
En la cuarta sesión de 1907, que no tiene fecha, se adoptó el siguiente acuerdo relativo al uniforme «pantalón azul y corto, camisa mitad roja, mitad azul, correspondiente al lado derecho el azul y al izquierdo el rojo y gorra con los mismos colores y en iguales lugares».
Primeros trofeos
Los primeros trofeos ganados en competencias fueron dos copas que están en la Galería de Trofeos del Club Sport Cartaginés, que en el terremoto de 1910 fueron rescatadas por Julio Peña.
La primera copa tiene la siguiente leyenda: «Obsequio de la Comisión de Fiestas de Cartago, Agosto 1907».
En el acta del 11 de agosto de ese año se dice que fue donada por los dueños de los tablados participantes en las Fiestas Cívicas. Se ganó en un juego contra el Club Sport Monte Líbano y se celebró bebiendo champán en la misma copa ganada.
«Los trofeos más antiguos que el Cartaginés exhibe en sus vitrinas, los rescató Don Julio de las ruinas del terremoto de 1910 y se los devolvió a la institución cuando ésta se consolido», reseña don Rogelio Coto.
Entre terremotos
La primera década del Club Sport Cartaginés fue profundamente marcada por la Naturaleza, que removió los cimientos del Club, la provincia y la población de la Muy Noble y Leal.
Recordemos antes algunos hechos relativos a los primeros pasos del Club Sport Cartaginés, apoyándonos de nuevo en el libro de don Rogelio Coto quien cita una entrevista realizada en 1981 al Ing. Agrónomo Carlos Collado Quirós (q.d.D.g).
En ella, Collado relata que en sus inicios el Club jugaba contra equipos de la capital como el Club Sport Josefino, Club Sport La Libertad y el Club Sport Costarricense.
Recordó que los jugadores de esos equipos viajaban a Cartago en tren y que los del Cartaginés acudían a recibirlos con gran entusiasmo a la estación del ferrocarril y después los invitaban a almorzar.
«Tenía que ser así porque en aquella época ir a Cartago significaba hacer un viaje que duraba todo el día», decía Collado en la entrevista.
Es claro, según los historiadores que desde su fundación en 1906 y hasta 1910, el Cartaginés se la pasó jugando contra equipos en su mayoría de la provincia, que eran además escasos. Se citan sólo tres más: el Club de los Artesanos, el Club Sport Monte Líbano y el Club El Combate.
Y así, entre limitaciones de canchas, organización y ausencia de equipos, transcurrieron los primeros años, sacudidos fuertemente por el terremoto de las 11 noche del 13 de abril de 1910, que causó enorme dolor y graves daños a la provincia.
La angustia se acrecentó el 4 de mayo siguiente cuando a las 6:47 se produjo un segundo terremoto, de entre 7 y 7.9 grados Ritcher, que terminó de destruir la ciudad.
Esto ocurrió cuatro días antes que asumiera la Presidencia de la República Ricardo Jiménez Oreamuno, a quién correspondería la enorme tarea de reconstruir su ciudad natal.
Las pérdidas ocasionadas por los terremotos fueron totales, una cifra de 500 muertos según crónicas periodísticas de la época, probablemente lejanas de los números reales, dadas las limitaciones estadísticas del momento.
Volviendo al fútbol, cabe citar una consecuencia directa de los terremotos sobre esta actividad.
La historia señala que a partir del 4 de mayo de 1910 el fútbol se paralizó en Cartago durante cuatro años, ya que la Plaza Iglesias debió ser utilizada para acciones propias del impacto de los fuertes sismos.
Levantarse y ¡ser campeones!
En 1914 un grupo de cartagineses se organizó para echar de nuevo a andar al equipo, aún con las penurias de la reconstrucción de la ciudad y en medio de una realidad en la que algunos fundadores y simpatizantes del Club habían muerto o emigrado de Cartago.
Con nueva gente inició la reorganización y el Cartaginés regresó a las canchas en 1920.
Después del gran empeño y dedicación el Club Sport Cartaginés volvió a tener una sede denominada Casa Club, situada en lo que fue el primer asiento del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Fue el 21 de junio de 1921 cuando se estableció el fútbol organizado en Costa Rica al fundarse la Liga Nacional, hoy Federación Costarricense de Fútbol.
Con esa estructura se resalió el primer Campeonato Nacional de Fútbol de la Primera División con la participación de Club Sport Cartaginés, Club Sport La Libertad, Sociedad Gimnástica Española, Liga Deportiva Alajuelense, Club Sport Herediano y Gimnástica Limonense.
Herediano fue campeón y Cartaginés segundo. Al año siguiente, 1922, los «rojiamarillos» volvieron a ganar el torneo.
En 1923 fue el Club Sport Cartaginés el que ganó el Campeonato Nacional, con una nómina considerada la mejor de la segunda década de existencia de la institución.
El grupo que ganó el histórico galardón lo integraron los jugadores Antonio Bianchini, Miguel Mejìa, Abel Aguilar, Rafael Alvarado, Jesús y Lorenzo Arias, Ramón Aguilar, Mariano Monge, Mario Carazo, José Croceri, Reinaldo Coto, Ricardo Campos, Abelardo Ramírez y Ovidio Cordero.
Después de la inactividad que le obligaron los terremotos de 1910 el Club Sport Cartaginés, retornó a las canchas con uniforme azul y blanco.
Con esos colores jugó y ganó el torneo de 1923 y desde entonces se siguió utilizando, olvidándose del azul y rojo originales, debido al extravió de los archivos u la documentación del Club, tras los fuertes sismos de 1910.
Un dato final importante de esta segunda década del Club Sport Cartaginés lo constituye el hecho que en 1925 se fueron bajo contrato a jugar fútbol a Cuba tres jugadores del equipo Campeón de 1923: Lorenzo Arias, José Croceri y Ricardo Campos.
Estos tres jugadores se convirtieron así en los primeros costarricense en jugar como profesionales en el extranjero.
Inactividad
La historia del Cartaginés registra períodos de obligatoria inactividad.
De 1926 a 1935, hubo un largo receso de 10 años que mantuvo al equipo y a la institución lejos de toda actividad.
Fuentes consultadas indican que la interrupción obedeció a que al Club se le fueron los principales jugadores, tres de ellos contratados en el extranjero, y a que otros marcharon hacía San José, como parte del éxodo provocado por los terremotos de 1910.
Esta circunstancia, según se explica, tornó imposible para el Club Sport Cartaginés sostener una nómina permanente para enfrentar los diversos compromisos del Club.
Incluso, el Diario de Costa Rica informó en varias ediciones de 1926 sobre la expulsión del Club, de la Liga Nacional de Fútbol, por no presentarse a dos partidos del campeonato.
Esos 10 años fueron los que vieron nacer a otra institución futbolística grande de Cartago, el Club Once Tigres, nacido bajo la guía del Padre José Turcios y Barahona quien había llegado al Colegio Salesiano en 1924.
Fue el Once Tigres el equipo que asumió el liderazgo en la provincia, integrando jugadores de alto nivel y dictando cátedra dentro y fuera de Cartago, hasta llegar a participar en el Campeonato Nacional de Primera División.
Retorno y campeonato
Fue tan espectacular el regreso a la Primera División, que contra todos los pronósticos Cartaginés se impuso a los favoritos y se alzó con el Campeonato, sumando así el segundo en su historia.
En la última fecha del torneo de 1936 Cartaginés venció a Herediano un gol por cero y alcanzó en puntos al Club Sport La Libertad, lo que obligó a definir el campeón en una serie de tres juegos, todos en el Estadio Nacional.
El primer encuentro se jugó el 20 de diciembre con resultado de empate a un gol. El segundo de la serie tuvo lugar el 27 de diciembre con empate a dos.
El juego definitivo se efectuó a las 10:30 de la mañana del domingo 10 de enero de 1937 triunfando Cartaginés un gol por cero, con anotación del capitán del equipo, Walter Evans.
El precio que debió pagar cada uno de los cinco mil aficionados que asistieron a ver el partido final fue de un colón con 10 céntimos.
La crónica de La Prensa Libre escribió dos días después:
«El Cartaginés es Campeón habiendo conquistado el título por méritos propios y por suerte, como lo hemos visto en otros campeonatos desteñidos.
Sus peores impugnadores tendrán que reconocer con nosotros lo que pueden la perseverancia y la vergüenza y también las facultades bien dirigidas, cuando se empeña el amor por los colores del Club que cobija a los de la provincia que representa».
Los jugadores titulares del equipo Campeón fueron Armando Calleja, Enrique Madriz, Napoleón Aguilar, Godofredo Cruz, Lorenzo Arias, Walter Quesada, Antonio Velazco, Edgar Pacheco, Wàlter Evans, Antonio Monge y Humberto Pacheco.
Además integraron el Club Sport Cartaginés Campeòn de 1936: Nicolás Sterloff, Omar Flores, José Madriz, Gonzalo Díaz, Otto Meza Ivankovich, Augusto Coto y Aníbal Loría.
El tercer campeonato
Apenas 4 años después de ganar espectacularmente el torneo de 1936, la afición cartaginesa disfrutó de otro gran triunfo al ver coronado su equipo una vez más en 1940.
Dos títulos en solo cuatro años. Una proeza que sustenta la afirmación que esa es hasta el momento la Edad Dorada del Club Sport Cartaginés.
Este nuevo campeonato, el tercero de la historia del Club, se gestó con la destacada actuación desempeñada a lo largo de todo el torneo, derrotando en la final al Club Sport Herediano.
El juego tuvo lugar el domingo 12 de enero de 1941 en el Estadio Nacional, a las 3 de la tarde, ante una inusitada concurrencia de 8 mil espectadores.
Los brumosos se sobrepusieron gallardamente a una desventaja de un gol contra tres, con que concluyó la primera parte, para acabar dejando tendidos a los rojiamarillos 4 por 3 con dos anotaciones de Hernán Cabalceta y otras dos de «Fello» Meza.
Testigo presencial y de honor de esta final fue el entonces Presidente de la República, doctor Rafael Angel Calderón Guardia quien llegó al Estadio Nacional a caballo.
Los campeones de 1940 alinearon así: Manuel Cantillo, Napoleón Aguilar, Enrique Madriz, Carlos Chinchilla, Humberto Cisneros, Jorge Calvo, José Marín, Marcos Madriz, «Fello» Meza, Hernán Cabalceta y Alfonso Arnàez.
Completaban el grupo campeón de 1940 el portero Alfredo Cruz Bolaños, Carlos Robles, Rafael Camacho, Antonio Achoy y Godofredo Cruz.
El Maestro
La cuarta década del Club Sport Cartaginés, además de los títulos de 1936 y 1940, trajo consigo el debut de quien luego se le considerara el mejor futbolista del Cartaginés en toda la historia. Para muchos incluso, el mejor del país.
José Rafael «Fello» Meza, “El Maestro”, quien nació el 6 de julio de 1920 en la ciudad de Cartago y debutó en las filas blanquiazules a los 17 años, en 1937, ganándose rápidamente la titularidad.
Solo tres años después de su debut, Fello Meza emergió como la figura más prominente del equipo y obtuvo el título de goleador nacional en 1940 con 13 anotaciones, a pesar de haber jugado más que nueve encuentros, debido a una lesión.
Vinieron varias series internacionales al concluir el campeonato, en las cuales siempre participó, sea defendiendo los colores del Cartaginés o los otros equipos y combinados nacionales que le pidieron de refuerzo.
Una de ellas contra Estudiantes de la Plata de Argentina, al que en tres juegos le anotó cinco goles. Los argentinos quisieron contratar a Fello, pero la dirigencia del fútbol nacional lo declaró intrasferible en virtud que estaba por jugarse el I Campeonato Centroamericano y del Caribe de Fútbol.
En ese certamen, tuvo una destacada participación que llevó a Costa Rica al título en forma invicta.
Ese papel catapultó a Meza al fútbol internacional, pretendido por equipos como el América de México, pero finalmente fichado por el Moctezuma de Orizaba, también de ese país, por 200 dòlares mensuales, hacia donde partió el 22 de junio de 1941, un día después de contraer nupcias con Lydia Montoya.
En su debut en México fue campeón goleador con 21 tantos en 12 partidos, para luego cambiar el norte y viajar al sur, a Argentina en octubre de 1942, contratado por Estudiantes de la Plata.
Ahí permaneció dos temporadas alcanzando de nuevo grandes elogios al realizar 18 y 15 anotaciones en 1942-43 y 1943-44, respectivamente.
En 1944 Fello regresa al país pero parte de nuevo hacia México contratado por el Moctezuma, con el cual logra en 1945 otros 21 goles.
La temporada siguiente pasó al Atlante, que pagó 10 mil dólares por su ficha, una cifra muy alta en aquellos tiempos, Club con el cual alcanza el campeonato mexicano en la temporada 1946-47, y 35, 36 y 32 goles en tres temporadas con los azulgranas.
En 1949 retornó al Moctezuma por unos meses. Ahí consiguió otros 19 goles y finalizó su experiencia en México con una alta producción de 163 goles.
Ese mismo año Fello regresó a Costa Rica. Tras un breve descanso partió a Colombia a jugar la temporada 1950-1951 con la Universidad de Bogotá, lesionándose en la rótula. Solo pudo actuar en 8 juegos para una producción de 8 goles.
El infortunio hizo que regresara al país, donde estuvo en recuperación seis meses. Se incorporó luego al Cartaginés donde cumplió una doble función como jugador y entrenador, experiencia que ya le había sido encomendada en su segunda etapa en el Moctezuma.
Tras varios partidos con el equipo de sus amores, el Club Sport Cartaginés, viajó a Honduras donde cumplió en dos etapas su última experiencia internacional haciéndolas también de jugador y entrenador en el equipo Aduana de Tela.
En 1955 reapareció con el Cartaginés y jugó a la par de su hermano Jaime, también excelente futbolista, contribuyendo ambos a obtener la credencial de la delantera más efectiva del campeonato.
Al final de su exitosa carrera, Fello fue contratado por el Club Sport Herediano con el que jugó y ganó el campeonato de 1955-1956.
Meza, que murió el 15 de junio de 1988, experimentó en vida el mayor homenaje y reconocimiento que se le pudo haber hecho: el bautizo, con su nombre, del Estadio del Club Sport Cartaginés, el 2 de agosto de 1973, durante una triangula internacional entre el Liverpool de Uruguay, Herediano y el Cartaginés.
El Estadio
Luego de los laureles que obtuvo el equipo en la década anterior, el rendimiento deportivo decayó notoriamente hasta posiciones intermedias.
De nuevo la institución brumosa se enfrenta a vicisitudes del destino, ahora en relación a la Guerra Civil de 1948 que derivó otra vez en la pérdida de su sede social, quemada como consecuencia de un siniestro.
Fue la segunda ocasión que un incendio dejó al Club sin sede, una calamidad ya experimentada en abril de 1936.
Tiene, sin embargo, su brillo deportivo esta década (1946-1955), pues emergieron nuevas figuras que mantuvieron al Club Sport Cartaginés vigente. Así aparecieron en el Cartaginés para dejar su huella jugadores como Asdrúbal Meneses, «Colorado» Alvarado, Alexis Goñi, Guido Cubero, Panzón Umaña, Danilo Alfaro, Jaime Meza, «Tazo» Jiménez, «Lulu» Jiménez y Valverde.
Casa propia
El nombre del recordado Rogelio Coto y su vida de entrega a la institución, es la viga sobre la cual se llevó feliz realidad la construcción del Estadio del Club Sport Cartaginés.
Y es que fue por su tenacidad, inteligencia bien aplicada y su corazón completamente azul, que al asumir la Presidencia del Club Sport Cartaginés en 1946, trabajó en entrega plena hacia esa meta, en ese momento un sueño muy lejano.
Don Jesús Arrieta López, don Efraín Ramírez y don Adalberto Navarro, son otros dos directivos que trabajaron duro por la causa, a la par de un cartaginés que también puso alma, vida, corazón y manos a la obra en pro de la construcción del Estadio.
Fue don Eladio Alonso Andrés, para esa época presidente de la Municipalidad de Cartago y también miembro directivo del Club.
Don Adalberto Navarro propuso y gestionó la compra de un terreno de unas 32 mil varas cuadradas, perteneciente a la señora Chepita Robles Arias, tasándose el precio a un colón por vara cuadrada, medida vigente en esa época.
El terreno era un lugar áspero y pantanoso al que se llegaba solamente por trillos. Era un sitio campesino lejos de la ciudad, aunque no lo concibamos así hoy.
Ubicándonos en las clasificaciones actuales, hablamos de un humedal que recibía las aguas del Norte de Cartago, en razón de lo cual se le conoció con el nombre de Cantarrana, porque el croar de las ranas era muy común en ese medio ambiente.
Fue el 18 de mayo de 1946 cuando se formalizó legalmente la compra por un total de 32 mil colones: 15 mil en efectivo que se le entregaron a doña Chepita más 17 mil en hipoteca.
Para hacerle frente a la deuda pendiente e iniciar las obras de construcción hubo necesidad de segregar un lote de 1549 metros cuadrados que se le vendió a don José González Granados.
Los miembros directivos de la institución, con el afán de impulsar el inicio de las obras, donaron cada uno un saco de cemento, en tiempos en que el valor de cada saco era de 7 colones, lo cual motivó una fila de aportes similares.
Fue así como los directivos del Cartaginés, respaldados por la Municipalidad de Cartago, llevaron adelante la construcción del Estadio iniciándola en 1946 y terminándola en 1949, en un proceso que demandó varias etapas de trabajo.
Ceniza y agua
Entre 1956 y 1965 el Club Sport Cartaginés continúa su marcha en medio de una década que podríamos clasificar en dos partes, divididas por el impacto de otro duro designio de la Naturaleza.
Del 56 al 63 hay poco que decir en lo futbolístico, constituyendo este período en años y campeonatos durante los cuales el equipo nunca despegó.
Merece la pena detenernos por un instante para observar la página de deportes del periódico La Nación, del 1 de abril de 1958, en la cual se plantea una situación que en adelante, habría de repetirse en diversas oportunidades y, que siempre vale la pena tomar en cuenta en procura de rectificar.
Dice así la crónica es uno de sus destacados y refiriéndose precisamente al pobre desempeño del equipo: «La institución brumosa desgraciadamente se ha pasado los últimos meses probando cuanto jugador llega por su reducto».
Pero todo no fue malo para el Cartaginés en esos años. Hubo también hechos de distinción histórica, como el debut de Leonel Hernández en la Primera División, el día 15 de abril de 1962 en el Estadio de Cartago, con triunfo local sobre Saprissa 2 goles a 1.
En la columna «Así lo Vimos», del diario La Nación, a cargo del recordado Danilo Arias Madrigal, leemos lo siguiente en la página de deportes del martes 17 de abril, referente al desempeño de los jugadores en dicho encuentro: «Leonel: Muy buen debut. El ex seleccionado juvenil fue una pesadilla para Giovanny Rodríguez y compañeros. Tiene grandes condiciones».
Se le denominaría rápidamente «El Billarista del Fútbol», por el dominio de balón, la elegancia y vistosidad de su juego, que durante 20 años entregó a la causa azul y blanco, la única camiseta que vistió hasta su retiro en 1977, además de la azul, blanco y rojo.
Leonel Hernández es considerado el segundo mejor jugador del Cartaginés en sus cien años de historia, únicamente superado por Fello Meza.
En los inicios de la década de los 60 figuran entre los jugadores más distinguidos del Cartaginés Asdrúbal Meneses, Guido Cubero, Tarcisio Guillén, «Pelirrojo» Córdoba y «Gallego» Armijo, goleador nacional en el Campeonato de 1960 con 16 tantos.
Memorable es también el debut de otro eternamente grande en la historia del Club Sport Cartaginés, Wally Vaughns Scout en 1964.
Wally, quién igualmente tuvo toda su carrera como únicas camisetas, la del Cartaginés y la Selección Nacional, fue un imán de atracción en cuanto estadio jugó.
Dicese de él que cuando tomaba el balón la gente se levantaba para disfrutar sus desplazamientos, algo que le deparó aplausos y reconocimientos por doquier, hasta su retiro en 1978.
Más calamidades
La década que repasamos la dividen dos nuevos fenómenos naturales que dejaron una profusa marca en la historia de Cartago.
Se trata, por una parte, de las cenizas que desde el jueves 13 de marzo de 1963 oscurecieron los cielos y cubrieron los suelos de Cartago y parte del Valle Central, desde el cráter del volcán Irazú.
Y cuando la gente comenzaba a dar gracias por la extinción del fenómeno, la fatalidad resurgió desde las aguas del Río Reventado, el cual produjo una pavorosa inundación el 9 de diciembre que causó la pérdida de vidas humanas, varios centenares de casas, pérdida de cultivos y la evacuación de varios miles de personas.
Unos y otros factores llevaron al Club a los límites de la quiebra en 1963, situación que logró solventarse gracias nuevamente a la abnegación de hombres como Rogelio Coto Monge y el Lic. Rafael Cordero.
En el año de 1965 Coto retornó a la Presidencia del Cartaginés, siendo éste el inicio del denominado equipo «Ballet Azul», que ganó fama y prestigio durante varios años.
El espectáculo y rendimiento que caracterizó al «Ballet Azul» llenaron las arcas del Cartaginés y alejó al Club de las «vacas flacas» de 1963.
Fue el equipo que hizo renacer la esperanza y la alegría en los aficionados, sumergidos en las angustias ocasionadas por el Irazú y el río Reventado, que no había forma de olvidar. Fue el locutor y ex director técnico, don Luis Cartín Paniagua, quien en 1965 popularizaba desde la radio al Cartaginés como el «Ballet Azul», equipo que al finalizar el torneo fue tercero, pese a una primera vuelta en la que ocupó el último lugar.
El ballet azul
La década de 1966-1975 inició con un equipo Cartaginés, denominado popularmente «El Ballet Azul», dando espectáculo, generando emociones, simpatías y admiración en todas las canchas del país.
Esa bonanza futbolística multiplicó los ingresos económicos del Club y se tradujo en una notoria mejoría en las arcas de los demás equipos, beneficiados por la cantidad de seguidores que admiraban al Cartaginés donde jugara.
En 1966 los compromisos internacionales fueron intensos para el Club Sport Cartaginés con un total de siete confrontaciones, gracias al hecho de tener un buen equipo. Sobresale una gira efectuada a Estados Unidos (primer equipo tico que viajó a esa nación), donde enfrentó al Guadalajara de México y al Emelec de Ecuador.
Al concluir el Campeonato nuevamente Cartaginés fue tercero, algo duro para sus seguidores que veían pasar otra campaña de gran espectáculo y altas expectativas, pero sin alcanzar título.
El resbalón del último ballet
Los buenos momentos del Club Sport Cartaginés, de los años 1965-1966 quedaron en el recuerdo durante 1967, año en que el equipo bajó de posiciones intermedias de la tabla.
Para 1968 el rendimiento subió y se obtuvo el campeonato. Pero fue para el torneo de 1969 cuando el “Ballet Azul” volvió por sus fueros, siendo reconocido en todas las canchas del país como el mejor del fútbol nacional, atrayendo como local y visitante grandes cantidades de aficionados.
Cartaginés brillaba con luz propia y se perfilaba como futuro campeón, reactivando el entusiasmo y la fe entre los aficionados brumosos.
La afición parecía ya recuperada de la decepción que dejó el torneo de 1966, que una vez más vio escaparse un título nacional, a pesar del gran rendimiento y espectáculo demostrado por el equipo.
Otros dos grandes equipos
Este compendio de la sétima década, concluye con dos muy buenos equipos que lográ conformar el Cartaginés, los cuales ganaron el subcampeonato en los años 1973, 1975, superando los logros deportivos del «Ballet Azul».
De los equipos subcampeones 1973-1975 se recuerdan jugadores como: «Bobby» Álvarez, Víctor Monge, Mario Esquivel, Fernando Jiménez, Walter Elizondo, «Magús» Brenes, «Macana» Campos, Alfredo Piedra, entre otros.
Descenso
La historia reciente registra una triste realidad vivida como un entierro futbolístico que se llevó sueños, esperanzas y viejas glorias y que a punto estuvo de sepultar a la más destacada organización deportiva de la provincia de Cartago.
Se trata del descenso del Club Sport Cartaginés a la Segunda División, ingrata pesadilla que marcó la octava década de la historia del Club, la cual abarca de 1976 a 1985.
Dichosamente, destaca en esa época otro relevante hecho que pronto alivianó las penurias del descenso, como lo es el mérito de haber purgado la pena y ganado el retorno a la máxima categoría, un año después.
El Club Sport Cartaginés volvió a tener momentos dignos de reconocimiento al ganar los subcampeonatos de 1977, 1979, con dos muy buenos equipos.
La final del 79, en el Estadio Nacional frente al Club Sport Herediano marcó un récord de asistencia que 27 años después no ha sido superado en el fútbol costarricense, con una concurrencia que superó las 24 mil 400 personas.
Entre las figuras grandes de Cartaginés en esos años sobresalen: Julio Morales, «Bobby» Àlvarez, Gilberto «Beto» Ugalde, Herbert Quesada, Carlos Solano, «Magú» Brenes, Rafael Solano, José «Rudo» Calderón, Hilario Falcón, Hernán Morales, el argentino Ricardo Carreño y el peruano Augusto Palacios, considerados los dos mejores extranjeros que han defendido los colores azul y blanco.
Desaciertos
La cadena de desaciertos en que incurrió el Club Sport Cartaginés, se extendió a lo largo de todo el campeonato del año 82, durante el cual el equipo utilizó una cifra récord de cinco directores técnicos.
El últimos de ellos, Alvaro Grant McDonald, quien llegó a un equipo en agonía, desahuciado, a intentar salvar de la muete del descenso en los últimos cinco juegos.
Fue el domingo 24 de octubre cuando el Club Sport Cartaginés se despidió de la Primera División cayendo cero por uno, en el «Fello» Meza, ante el Municipal San José.
El Diario La Nació, en la crónica correspondiente a ese juego, el lunes 25 de octubre, señaló: «La realidad aceptada. Todos los jugadores cabizbajos y otros resignados en el descenso del equipo.
Cartago, el otrora Ballet Azul, fue despedido con un silencio de resignación por unos pocos seguidores, fieles en estos momentos, quienes llegaron al Fello Meza».
Pero el equipo había llegado a dicho compromiso ya descendido, tras caer una semana antes en San Ramón, ante los locales, uno por cero.
El papel desempeñado por el Cartaginés se refleja en las estadísticas finales del torneo: 36 juegos disputados, 7 triunfos, 9 empates y 20 derrotas, con solo 31 goles a favor y 56 en contra.
Despertar
El descalabro del 82 sirvió para que Cartago despertara y una nueva Junta Directiva asumiera con seriedad el compromiso del descenso.
Fue esa decisión, adoptada con inmediatez y asumida con valentía, lo que evitó la desaparición del Cartaginés y condujo a un trabajo duro que hizo posible levantarlo de las cenizas y llevarlo de regreso a la máxima división.
El Club contrató los servicios del técnico Juan José Gamez (q.d.Dg), a quien encomendó el diseño y ejecución de un plan que condujera a retornar a la Primera División en un proceso de 2 años.
Del equipo que descendió únicamente se mantuvo Hilario Falcón, Rodolfo Álvarez, Geovanny Alfaro, Carlos Bolaños y Fernando Montero.
Juan José Gamez formó un grupo con jugadores en un 95 por ciento de la provincia, reforzado con los 5 mencionados antes que actuaron en el 82, y otros jóvenes que llegaron a buscar suerte en el Cartaginés.
El trabajo lo inició Gàmez en noviembre de 1982, un mes después del descenso, siendo su asistente técnico Sady Gutiérrez.
Ambos reclutaron jugadores de toda la provincia en una afán por escoger gente nueva, disciplinada y dispuesta a darlo todo por la institución brumosa.
Esa etapa se extendió durante mes y medio, y para enero el técnico tenía lista la nómina con que iniciaría el torneo de Segunda División.
Para seleccionar a los que quedarían conformando el equipo, el técnico hizo conciencia en cada uno de ellos sobre la responsabilidad que se estaba asumiendo en representación de toda la provincia.
Esa mezcla entre juventud y experiencia, matizada con responsabilidad plena, amor a la institución y compromiso con la provincia, dio frutos que le dieron a Cartaginés la clasificación a la hexagonal final en el primer lugar después de 20 juegos, 6 empates y solo dos derrotas, con 393 goles a favor y 12 en contra.
En la hexagonal final que disputó el Cartaginés para buscar el regreso a la Primera, se obtuvo un excelente rendimiento que le dio el primerísimo lugar en forma invicta.
El balance final fue el siguiente: 9 victorias, 1 empate y cero derrotas, 18 goles a favor y solo uno en contra.
El equipo campeón
El Cartaginés campeón estuvo conformado de la siguiente manera:
Rodolfo Álvarez y el joven William Brenes, quienes se alternaron la portería durante todo el torneo.
En la línea defensiva destacaron la fuerza de Hilario Falcón y Fernando Montero, la elegancia de José Chan, la solvencia de Edwin «Sarapiquí» Salazar y la eficacia de Alberto Tencio.
La línea media estuvo a cargo de Carlos Bolaños, Geovanny Alfaro, José Astúa y el inteligente Enrique Mora.
Y en la delantera destacaron: el acucioso Manuel Monge, Miguel Calvo, Elías Arias, Manuel Mora y Alberto Guzmán y Carlos Herrera.
Cartaginés campeón de CONCACAF
La década 1986-1995 está marcada por el logro internacional más relevante en la historia del Club Sport Cartaginés: la obtención del título de Campeones y Sub-campeones de CONCACAF, en 1994.
Antes de recordar ese hecho, vale mencionar que en 1987, el Club volvió a disputar otra final, que se perdió ante el Club Sport Herediano.
Esa final está aún en el recuerdo de los aficionados en general por cuanto al Cartaginés le fue anulada una jugada magistralmente concretada por José Chan, quien tras un gran salto introdujo de cabeza la bola en la cabaña rojiamarilla.
Ante el estupor de propios y extraños, como lo señaló toda la prensa nacional, la jugada fue anulada por el árbitro Víctor Rodríguez, en una decisión que aún nadie entiende.
Llegaría después un año dorado para el fútbol de Costa Rica: la participación en el Campeonato Mundial Italia 90, alcanzando el pase a la segunda ronda.
Cartaginés tuvo un aporte extraordinario a ese éxito con tres jugadores seleccionados titularísimos: Luis Gabelo Conejo, Héctor Marchena y Róger Gómez.
Para 1996 Cartaginés conformó otro gran equipo en el que sobresalieron jugadores como: Desiderio Calvo, Juan Alvarado, Rónald Marín, Dáger Villalobos, Alexander Gómez, Alexander Madrigal, Humberto Brenes, Víctor Calvo, Luis «Neco» Fernández, Víctor Cascante y Bernald Mullins.
Nuevamente la «Fuerza Azul» llega a la final, pero la pierda ante Herediano, víctima otra vez de garrafales errores arbítrales.
«Una decisión injusta fusiló al Cartaginés desde el punto de penal», tituló La Nación en la crónica correspondiente al primer juego finalísimo, en el escenario del Eladio Rosabal Cordero, el domingo 4 de julio de ese año.
Dos días después el árbitro del juego, Rodrigo Badilla, reconoció a La Nación que se había equivocado.
«Vi el vídeo y me fui de espaldas cuando observé semejante brutalidad e injusticia que cometí», dijo al periodista Albin Obando.
Sufrimiento
La década que inició en 1996 y concluyó en 2005 tuvo otra vez años sufridos para la afición cartaginesa, a excepción de 1997 cuando se obtuvo el subcampeonato.
Para el torneo 2001-2002, cuando repitiendo los errores de 1982 y del torneo 2003-2004, el Club empleó a cinco directores técnicos.
Se terminó octavo en la tabla general evadiendo el descenso en las instancias finales. En esta década, la temporada 2002-2003 fue la más digna, ocupando el tercer lugar general.
Fue el campeonato en el cual el delantero uruguayo Claudio Ciccia tuvo para el Cartaginés una memorable actuación que le llevó a botar varias marcas nacionales:
Se convirtió en el mejor goleador del Club Sport Cartaginés de todos los tiempos.
Fue máximo artillero del campeonato con 41 goles.
Emergió como el extranjero con más goles en un solo torneo.
En ese campeonato el equipo estuvo conformado además por jugadores como Wardy Alfaro, Sergio Martínez, Arnold Cruz, José Pablo Fonseca, Pablo Quirós, Crisrian Santamaría, Danny Fonseca, José Brenes, Allan Oviedo y José Villalobos.
Ilusiones
Para la temporada 2003-2004 se mantiene como Director Técnico del Club Sport Cartaginés el argentino Carlos De Toro, quien en una cuestionada decisión le ordenó al Club deshacerse del portero Wardy Alfaro, por no considerarlo necesario para el equipo.
Se contrató en su lugar al extranjero Carlos Díaz y dos coterráneos suyos: José Luis Zelaya y Ariel Segalla.
Llegaron también los jugadores Pablo Zalazar, Marvin Chinchilla y Jonathan Bolaños.
El torneo 2002-2003 sería angustiante de principio a fin: en lo futbolístico por un rendimiento desastrozo y, en lo administrativo, por las divisiones en que se entró a nivel de Junta Directiva.
El caso es que, tras un forcejeo intenso la Junta Directiva se quedó para conducir los destinos del equipo, despidió a De Toro y en su lugar designó a Alexandre Guimaraes.
Los triunfos obtenidos por «Guima» con la Selección Nacional en el Camino Corea Japón 2002 y el propio mundial, supuso para la afición brumosa grandes expectativas.
Fue un campenato que antes de comenzar propagó ilusión, entusiasmo y esperanza entre la afición brumosa a partir de la sonada contratación.
Guimaraes trajo sus fichas, la mayoría «de desecho» en clubes tradicionales, no obstante, mantuvo intacto el apoyo del público e intactas las ilusiones.
Pero la barca azul nunca halló aguas tranquilas y desde su partida, una noche de sábado en Guápiles enfrentó tormenta tras tormenta perdiendo puntos y partidos que le alejaban más y más del Norte.
Ya bastante lejos del objetivo y más bien a punto de naufragar y ser tragados por la amenaza del descenso, se cambió de capitán.
Destituido Guimaraes, el timón del equipo llegó a ser ocupado por otros cuatro capitanes, lo cual trajo al recuerdo los errores que en 1982 llevaron al Cartaginés a la Segunda División.
Alexandre fue destituido tras una pobre campaña de 13 juegos, solo 3 ganes, 3 empates y siete derrotas.
Lo sucedieron en la dirección técnica, Marvin Solano, Carlos De Toro y Juan Luis Hernández.
La institución brumosa vivió la campaña 2003-2004 en medio de una peligrosa tempestad, con un equipo que desde el principio permaneció sumergido en el fondo de la tabla.
Para la Clausura y, a pesar de los esfuerzos hechos, no había forma de salir a flote. A tan solo tres fechas para el final, Cartaginés continuaba en peligro real de descenso.
Fue hasta el último juego, en el «Fello» Meza ante Liberia, cuando se evitó el descenso con una anotación de Danny Fonseca.
Fuente: Club Sport Cartaginés.